Descripción
Hitman 2
Hitman 2 es un juego de sigilo e infiltración que sigue muy de cerca las bases sentadas por su predecesor.
De hecho, tanto es así que es más una especie de segunda temporada que de secuela.
Sí, hay novedades jugables y mejoras visuales, pero no hay un salto demasiado notable.
Dicho esto, no lo decimos como un punto negativo; nos encantó la primera parte y ésta no hace más que mejorar lo que ya teníamos.
Jugabilidad
Así, nos encontramos con escenarios abiertos, una serie de objetivos a los que eliminar y mil maneras de conseguir nuestra meta.
Si queremos una experiencia más guiada, tenemos la posibilidad de recurrir a ayudas e indicaciones para ir desencadenando eventos que propiciarán la eliminación del objetivo.
Si no, podemos ir desactivando ayudas hasta quedarnos prácticamente solos ante el peligro.
Obviamente, es cosa de cada jugador cómo quiere jugar, pero nosotros recomendamos, incluso si es sólo una vez para probarlo, jugar con tantas ayudas desactivadas como sea posible.
Quizás hacerlo una vez que ya conozcamos la misión, pero es una experiencia fantástica.
Tener que escuchar conversaciones y leer documentos, orientarnos en el mapa sin ayuda y probar decenas de maneras para conseguir acercarnos a nuestro objetivo sin ser detectados es increíblemente satisfactorio.
Todo está diseñado para que encontremos pistas y sugerencias por todo el escenario, y te sientes casi un auténtico hitman cuando consigues completar una misión sin ayuda.
La cantidad de posibilidades es altísima. Desde la clásica ejecución disfrazado hasta ponerle las cosas en bandeja a otro asesino para que haga el trabajo por nosotros sin tener que mancharnos las manos de sangre.
Envenenar, sabotear, causar discretos accidentes…
Y no sólo es cómo acabamos con nuestro objetivo, sino cómo conseguimos llegar hasta él sin ser detectados.
Escenarios
Además, los escenarios son bastante más complejos que los de la primera parte y tremendamente diferentes entre sí.
Pasamos de una carrera de coches en Miami, repleta de gente, en las que podemos meternos en boxes, en las gradas, en zonas de exposición o campos de pruebas experimentales, a un pequeño barrio norteamericano, con apenas gente fuera de las casas, pero con más posibilidades de las que podíamos imaginar.











